Fecha del evento: 7 y 8 abril
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Como es de esperarse, este secreto tiene que ver con la familia, por todos conceptos, primordial en el éxito de la empresa familiar.
Las interacciones entre individuos, en cualquier empresa, constituyen de suyo uno de los principales retos que, si son mal manejados, se convierten en uno de los principales problemas; cuando en la empresa interactúan también los familiares, la complicación crece exponencialmente y lo hace al mismo tiempo al interior de la familia. Por otra parte, quiérase o no hay un interés en común de los familiares, el patrimonio, elemento que complica aún más las cosas.
Hay 5 factores que favorecen la armonía y el afecto en las familias:
Este factor, abordado extraordinariamente por Esther Hicks, es quizá el más importante. Esencialmente significa aceptar la individualidad de los demás, su libertad y por tanto su derecho de ser como son, pensar cómo piensan y actuar como lo hacen.
Cuando hablo con los empresarios de este tema, con mucha frecuencia, al principio manifiestan su total desacuerdo: "si permito, se va a generar un caos tanto en la familia como en la empresa", "tiene que haber un orden y disciplina, por eso es imposible permitir", "el éxito de este negocio depende de que todos hagan exactamente lo que quiero que hagan", "yo se lo que les conviene", etc. Les explico que las empresas y cualesquier organización humana tiene que seguir algunas normas generales, debe tener objetivos y desde luego debe tener una dirección que asegure que todos avancen en el mismo sentido. Finalmente caen en la cuenta de que permitir va más allá, que en un sentido más profundo significa respetar.
La creatividad, la armonía, el trabajo en equipo, los logros colectivos, etc. dependen, en buena medida, de que se establezca y mantenga un ambiente de permitir al interior de los grupos humanos.
Los valores de una sociedad, de un pueblo, han mostrado ser en buena medida, los responsables de su éxito o fracaso, de su nivel de crecimiento, de su evolución. Esto mismo es aplicable a esa pequeña sociedad llamada familia. Así, los valores que son base de acciones constructivas favorecen la unión y éxito familiar. Estos valores son trasladados a las empresas familiares.
Enrique Muller considera que los valores de la empresa familiar son como su alma, que el alma no se vende y es lo que da un gran peso a estas empresas.
Así como los valores que se viven dentro de la empresa unen a sus ejecutivos y a su personal, las metas también lo hacen, muy particularmente cuando son establecidas de forma consensuada.
Es clave para la felicidad familiar que los sueños de cada uno de sus integrantes respecto a si mismos y a su empresa, sean ventilados y respetados por los demás. Construir un sueño o visión colectiva de la empresa es un proceso más o menos sencillo que vale la pena vivir ya que cuando toda la familia coincide en su sueño, respecto de lo que será la empresa en 10 ó 15 años, las posibilidades de conseguirlo crecen notablemente y el compromiso es mucho mayor.
Normalmente cuando la empresa tiene por director a su fundador no existen demasiados problemas con la autoridad, estos surgen en generaciones subsecuentes. En la casa son, por ejemplo, hermanos y en la oficina son jefe y subordinado.
Cuando se tiene un buen proceso de sucesión de la dirección se evitan estos riesgos que conducen al fracaso de la empresa y lo que es aún peor, de la familia.
El ingreso de los hijos al negocio familiar es una etapa de grandes cambios que hay que vencer, otra mas, posterior, es cuando la siguiente generación está en edad de ingresar al negocio.
La empresa, sus ejecutivos, deben estar preparados para recibir a las nuevas generaciones que traerán ideas nuevas, frescura al negocio, al tiempo de que, en reciprocidad, este les dará experiencia y madurez. Nuevamente aquí mencionaremos que permitir será la clave del éxito en este lento proceso de cambio generacional.
Hay por otra parte factores que obstaculizan el éxito del negocio familiar:
La mayor parte de las emociones que obstaculizan una buena relación entre las personas derivan de problemas de comunicación y por tanto se resuelven con un buen proceso de comunicación. Hay muchos temas que nuestra idiosincrasia no nos permite ventilar con apertura pero cuando decidimos hacerlo se logran grandes resultados.
Para el joven que ingresa por primera vez a la empresa familiar ello representa un cambio mayúsculo. Lo mismo ocurre como consecuencia de su ingreso a los familiares que ya trabajan en el negocio. Pasa el tiempo y el recién ingresado empieza a interactuar, a proponer y a hacer cosas diferentes a lo acostumbrado, generando en los demás también una gran resistencia a aceptarlo.
La madurez de los integrantes de la familia será clave para cambiar cuando sea conveniente y no dejar pasar la oportunidad de mejorar con dichos cambios.
La falta de comunicación provoca el desconocimiento de lo que los integrantes de la familia esperan de los demás y de su empresa. Abrir a la comunicación este tema suele resolverlo casi de inmediato.
Es común que las diferencias que se hacen para con algunos dentro de la familia, prevalezcan en la oficina. Estas diferencias no solo afectan a los demás familiares sino que también desmotivan al personal de la empresa.
Hemos oído repetidamente argumentos como los siguientes: quien ha estado en la empresa trabajando más tiempo merece tener más acciones de la empresa que los demás; el hijo mayor debe ser el director o las mujeres no deben integrarse al negocio. Estos y muchos más prejuicios generan resentimientos y reacciones que no favorecen la convivencia familiar ni la efectividad del negocio.
Con gran frecuencia se da el caso de que a alguno de los hijos no le gusta su trabajo, ni siquiera quiere dedicar su vida a los negocios, mas por temor a no ser incluido en la herencia se mantiene ahí, con el consecuente deterioro personal y la ineficiencia que ello genera, con cargo a la empresa.
La mejor recomendación para el tratamiento de los familiares en la empresa y en la casa es el viejo dicho: "o todos coludos o todos rabones".